"Luz del Mundo" Benedicto XVI



Mañana martes se presentará en la oficina de prensa de la Santa Sede el libro-entrevista “Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos”, del escritor alemán Peter Seewald con Benedicto XVI. Un libro donde el Papa reconoce que el día de su elección al Pontificado estaba completamente seguro de que no habría recibido esta enorme responsabilidad.
Según algunas anticipaciones que se han realizado de este libro, su primer capítulo está dedicado al escándalo de los abusos sexuales en la Iglesia, unos hechos que no cogieron del todo por sorpresa al Santo Padre, aunque admite que las dimensiones de los mismos sí fueron de gran conmoción. “Ver el sacerdocio ensuciado de esta forma y con él la Iglesia católica – admite el Pontífice- ha sido difícil de soportar”.
En este sentido el Papa subraya como evidente que “la acción de los medios de comunicación no estuvo guiada únicamente por la búsqueda de la verdad, sino que existió la intención de desacreditar a la Iglesia”. Al mismo tiempo Benedicto XVI reconoce que dado que se trata de hacer que prevalezca la verdad, hay que agradecerlo porque “sólo porque el mal estaba dentro de la Iglesia, ha sido posible dirigirlo contra ella”. El Santo Padre advierte además contra la amenaza de que la tolerancia sea abolida en nombre de la tolerancia misma. “Nadie –advierte el Pontífice- debe ser obligado a ser cristiano. Pero tampoco nadie debe ser obligado a vivir según esta ‘nueva religión’ como si fuese la única y la verdadera, vinculante para toda la humanidad”.
Otro de los temas importantes abordados en el libro-entrevista son las relaciones con el judaísmo y sobre todo “cuanto sucedió durante el III Reich que impactó de tal manera en los alemanes como para empujar a contemplar al pueblo de Israel con vergüenza, humildad y amor”. En cuanto a la parte de la liturgia donde los judíos se sentían ofendidos, Benedicto XVI explica su modificación en base a la intención de que “no se rezase directamente por la conversión de los judíos en sentido misionero, sino para que el Señor acelere el momento histórico en el que todos estaremos unidos”. Con respecto a Pío XII, el Papa reafirma que hizo todo lo posible por salvar vidas e invita a reconocer que “nadie como él salvó a tantos judíos”.
Las relaciones con el mundo musulmán es otro tema importante de este libro-entrevista. En el mismo Benedicto XVI subraya el carácter tolerante de los cristianos gracias al cual “los musulmanes pueden reunirse en oración en las mezquitas”.
Entre los muchos temas afrontados en las 248 páginas del libro también encontramos el papel de la mujer en la Iglesia. El Papa, retomando a Juan Pablo II, subraya que la Iglesia “no posee la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal”. Para Benedicto XVI “las funciones de las mujeres en la Iglesia son tan grandes y significativas que no puede hablarse de discriminación”. Y citando algunas importantes figuras femeninas como María, santa Mónica o Madre Teresa afirma que “en muchos aspectos las mujeres definen mejor el rostro de la Iglesia que los hombres”.
El Santo Padre analiza también la banalización actual de la sexualidad, porque “concentrarse únicamente en el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad, y esta banalización representa precisamente la peligrosa razón” por la que las personas ven en la sexualidad una droga en vez de la expresión de su amor. No obstante, añade “pueden existir casos individuales en los que se justifique la utilización del preservativo”. El Papa explica que cuando una prostituta usa un condón podría ser un primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar la conciencia de que no todo está permitido y que no se puede hacer todo lo que se quiera.

El sábado salto en los medios el adelanto relacionado a este último apartado, creo que es interesante contextualizarlo y leer el fragmento entero de la pregunta y respuesta del libro que ya está disponible en la red en lengua inglesa y traducido puede decir algo parecido a esto: "El periodista: Con ocasión de su viaje a África en Marzo de 2009, la política del Vaticano acerca del SIDA una vez más se convirtió en objetivo de la crítica mediática. El veinticinco por ciento de todas las víctimas del SIDA en el mundo están siendo actualmente tratadas en instituciones católicas. En algunos países como Lesotho, por ejemplo, la estadística llega al 40 por ciento. En África usted afirmó que la enseñanza tradicional de la Iglesia ha probado ser el único modo seguro de detener la extensión del VIH. Algunos críticos, incluyendo algunos críticos desde sectores eclesiales, objetan que es una locura prohibir a la población de alto riesgo el uso de condones.
La respuesta del Papa: La cobertura de los medios ignoró completamente el resto del viaje a África a causa de una simple afirmación. Alguien me había preguntado por qué la Iglesia Católica adopta una posición irreal e ineficaz respecto del SIDA. En ese momento, realmente sentí que estaba siendo provocado, porque la Iglesia hace más que nadie. Y mantengo esa afirmación. Porque es la única institución que asiste a la gente de modo cercano y concreto, con prevención, educación, ayuda, consejo y acompañamiento. Y porque no se queda atrás en tratar a muchas víctimas de SIDA, especialmente niños con SIDA. Tuve la oportunidad de visitar uno de estos lugares y de hablar con los pacientes. Esa era la respuesta real: La Iglesia hace más que nadie, porque no habla desde el tribunal de los periódicos, sino que ayuda a sus hermanos y hermanas donde realmente están sufriendo. En mis afirmaciones no estaba haciendo una declaración general acerca del tema del condón, sino que simplemente dije, y eso es lo que causó gran ofensa, que no podemos resolver el problema distribuyendo condones. Ha de hacerse mucho más. Hemos de estar cerca de la gente, hemos de guiarles y ayudarles; y hemos de hacer esto tanto antes como después de que contraigan la enfermedad. De hecho, ya sabe usted, la gente puede conseguir condones cuando quiera de todos modos. Pero esto simplemente muestra que los condones solos no resuelven la cuestión misma. Ha de ocurrir algo más. Mientras tanto, el mismo ámbito secular ha desarrollado la así llamada teoría ABC: Abstinencia, Fidelidad, Condón, donde el condón es entendido sólo como el último recurso, cuando los otros dos fracasan. Esto significa que la exclusiva fijación en el condón implica una banalización de la sexualidad que, en definitiva, es precisamente el origen del peligro de la actitud de no ver ya la sexualidad como la expresión del amor, sino sólo como un tipo de droga que la gente se administra a sí misma. Esa es la razón de que la lucha contra la banalización de la sexualidad sea parte de la batalla por asegurar que la sexualidad sea tratada como un valor positivo y para hacerla capaz de tener un efecto positivo en el conjunto de la persona humana. Puede haber una base en el caso de algunos individuos, como quizá cuando un hombre que se dedica a la prostitución usa un condón, en que esto puede ser un primer paso en la dirección de una moralización, una primera asunción de responsabilidad, en el camino hacia la recuperación de la consciencia de que no todo está permitido, y de que uno no puede hacer todo lo que quiere. Pero no es este realmente el modo de afrontar el daño de la infección por VIH. (Ese modo) realmente sólo puede estar en una humanización de la sexualidad.
Está usted diciendo, entonces, que la Iglesia católica de hecho no se opone en principio al uso de condones?
(La Iglesia) por supuesto no los ve como una solución real o moral, pero en casos particulares, puede haber, sin embargo, en la intención de reducir el riesgo de infección, un primer paso en un movimiento hacia un modo diferente, un modo más humano, de vivir la sexualidad".


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