Tercera edad
Tercera edad es el eufemismo que hemos inventado para evitar decir anciano, viejo...
Primera etapa que gastamos en el crecimiento y formación.
Segunda que gastamos en la producción, nuestra edad "útil"
Tercera etapa que coincide normalmente con la jubilación.
Jubilación que preciosa palabra en su definición etimológica, proviene del latín "jubilare" (gritar de alegría), y que horrorosa en el lenguaje coloquial identificándola con inactividad, parón, improductividad...
He tenido la suerte toda esta semana de darle unas charlas a 200 ancianos en el asilo y recurriendo a un tópico, he aprendido muchísimo de ellos.
He descubierto que necesitamos tener un aprendizaje de "Saber envejecer" ser conscientes de nuestra realidad y nuestra meta, eso nos evitará el tener sobresaltos.
Dicen que cuando muere un anciano se cierra una biblioteca, ¡cuanta razón! puede que yo les llevara conocimientos de libros, que por circunstancias de la vida ellos no pudieron aprender, pero cuando tuve la oportunidad de hablar con ellos me pudieron relativizar ciertas cosas mirando hacia lo fundamental, compartiendo experiencia. Ya lo dice el refrán: "sabe más el diablo por viejo que por diablo" Las circunstancias son menos importantes que la misma persona. El ser lo ponen por encima del tener. Salud, dinero y amor... a ellos les llega pensar en la salud y en el amor para luchar contra la mayor enfermedad que descubren que es la soledad. Una palabra, una caricia, el cariño que le ponen esas religiosas les hace manifestar que son felices.
Me agradecieron mucho las palabras que les decía, que se tenían que mirar al espejo cada mañana y dar gracias a Dios por la obra de creación que hizo en ellos, que todavía les quedaba mucho por hacer y mucho por decir.
Cada etapa en la vida tienen sus cosas buenas, pero también sus cosas malas, pero no por ello a nadie nos convierte en inservibles. La curiosidad, la ilusión, la sorpresa motores que nos hacen sentir vivos y que nos descubren que la vida tiene jugo que podemos extraerle. Uno no se hace viejo o anciano por los años, sino por perder el encanto de que te sorprenda la vida.
Necesitan nuestro cariño. Que les planchemos sus arrugas y que descubran como lo hacían las culturas antiguas que la experiencia es un grado.
Respetemos y consideremos a nuestros ancianos, pues ellos son como cofres donde se guardan los secretos de la existencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario